Dahlia de la Cerda: Escritura y activismo desde los márgenes. 



Por Estíbaliz Becerro Pellitero - 2025 


Fotografía: zendalibros. 



La nominación de “Perras de reserva" de Dahlia de la Cerda al Premio Booker Internacional 2025 marca un doble hito: en la literatura mexicana contemporánea y en la confirmación de la potencia política de la narrativa escrita desde los márgenes. La colección de cuentos, publicada originalmente en 2022 y reeditada en varios países, irrumpe con una fuerza incómoda, brutal y necesaria. Sus protagonistas —mujeres pobres, racializadas, muchas veces criminalizadas o desechadas por el sistema— no piden permiso para ocupar la escena. Exigen ser vistas, escuchadas y entendidas, aunque sus realidades incomoden.

Pero reducir la obra de Dahlia de la Cerda a una voz potente del realismo crudo sería un gesto incompleto. Nacida en Aguascalientes en 1985, no solo escribe para representar; escribe para intervenir. Su escritura es una acción política que cuestiona los discursos hegemónicos sobre feminismo, clase, género y literatura, y al mismo tiempo se entrelaza con su activismo dentro y fuera de las páginas.

Perras de reserva está compuesta por trece cuentos que abordan diversas formas de violencia estructural: sexual, institucional, familiar, policial. No son historias de redención ni de superación, sino de resistencia y rabia. Mujeres trans, trabajadoras sexuales, jóvenes encarceladas, niñas embarazadas, mujeres violentadas y violentas: la autora se acerca a estas voces con una empatía radical que se aleja del paternalismo y desmonta los estereotipos de víctima dócil o heroína salvada.

De la Cerda ha sido clara en entrevistas: escribe sobre lo que conoce. Y lo que conoce no suele aparecer en los suplementos culturales. En un medio literario mexicano marcado por el centralismo y la blanquitud de clase media, su trabajo ha sido muchas veces subestimado o categorizado como “crónica social”. 




Pero su mirada estética tiene una carga ideológica consciente: usa el habla popular, lo “naco”, lo que se ha considerado vulgar o de mal gusto, como un acto de afirmación política. Si su literatura incomoda, es porque no está escrita para adornar la violencia, sino para desnudarla.





En 2013, Dahlia de la Cerda cofundó la organización feminista Morras Help Morras junto a Diana Rivero y Sofía F. Regalado. Se trata de una red de acompañamiento a mujeres y personas gestantes que abortan en casa utilizando misoprostol, particularmente en contextos donde el Estado sigue fallando de forma sistemática. Su trabajo no se limita a la distribución de información segura y confiable sobre interrupción del embarazo; también construyen redes de contención, espacios de escucha y entornos de resistencia frente a la precarización de la vida. Este activismo, de base comunitaria y profundamente interseccional, ha crecido junto con la expansión del movimiento feminista latinoamericano en la última década.
Un ejemplo reciente de este crecimiento es el lanzamiento, en abril de 2025, del primer curso virtual gratuito de Morras Help Morras sobre salud sexual y derechos reproductivos, enfocado en jóvenes de zonas rurales del Bajío mexicano, una de las regiones donde aún persisten altos índices de criminalización del aborto. Esta iniciativa, que surge gracias a una red ampliada de colaboración entre lectoras de Perras de reserva y activistas locales, muestra cómo la escritura y la organización política pueden nutrirse mutuamente.




El lugar desde el que escribe Dahlia de la Cerda ya no está en el margen: es una trinchera que cuida, resiste y acompaña.





Uno de los detonantes confesos de su escritura fue el feminicidio de una prima. La imposibilidad de justicia, la revictimización familiar y el silencio social la empujaron a tomar la palabra. En lugar de narrar su historia como testimonio directo, decidió construir una narrativa múltiple, ficcional pero documentada, que al hablar de muchas, recoge patrones y permite comprender que el feminicidio no es una excepción, sino el síntoma de un sistema.



Esa toma de la palabra como duelo colectivo atraviesa toda su obra. Lejos del elitismo, su literatura propone una ética de la escucha y una política del cuidado desde los estancos más bajos. No idealiza a sus personajes, pero los respeta; no los salva, pero les ofrece la posibilidad de existir en el papel, cuando la estadística les niega ese lugar.





En Perras de reserva los finales felices son reemplazados por cuerpos marcados, desequilibrados, en ruina, que sobreviven. Esa honestidad radical ha hecho que muchas lectoras encuentren en sus cuentos un espejo profundo. A través de talleres, encuentros y presentaciones, la autora ha propiciado espacios donde la literatura se convierte en excusa para hablar de aborto, racismo, violencia policial o disidencia sexual, especialmente en regiones donde aún pesa el estigma.

En este sentido, De la Cerda recupera una tradición de literatura feminista latinoamericana que no teme a lo político —de Rosario Castellanos a Gabriela Wiener, de Diamela Eltit a Cristina Rivera Garza—, pero también la empuja hacia una nueva dirección: su lenguaje es contemporáneo, fronterizo, marcado por el reguetón, las redes sociales, el habla urbana y los códigos de las periferias digitales y territoriales.

La nominación al Premio Booker va más allá de un reconocimiento individual; es una validación, incómoda para muchos, de que lo que se escribe desde contextos cansados, violentados o excluidos también puede formar parte de la conversación literaria global. Que las voces que interrumpen el canon no llegan para decorarlo ni para quedarse al margen, sino para modificarlo.

Dahlia de la Cerda ha construido una obra que se niega a separar el arte del compromiso, la estética de la política, la escritura del acompañamiento. En un momento en que los feminismos enfrentan una oleada de reacciones conservadoras, su trabajo nos recuerda algo esencial: que narrar también es resistir; y que resistir, cuando se hace colectivamente, puede ser una forma radical de amor.









Estíbaliz Becerro Pellitero  (León, España, 2001)


Es graduada en Filología Hispánica por la Universidad de León. Actualmente cursa el Máster en Educación y es candidata a doctoranda en Literatura Latinoamericana.
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