Soledad Fariña: El desierto latente en la impresión de la memoria




Por Edward Páez  2023


La escritora antofagastina está por publicar a principios de enero un libro que mezcla ensayo, poesía y testimonios de la vida durante la Unidad Popular y el golpe de Estado. Un texto que comenzó a escribir el año 2006, y del cual afirmó: “fue muy doloroso revivir todo aquello, su contenido es un homenaje a Salvador Allende”.  

La historia de Soledad Fariña está llena de eventos claves, que la han mantenido en decisivas instancias de la historia chilena del siglo XX . Nació en Antofagasta en 1943 y estudió ciencias políticas en la Universidad de Chile. Entre el trabajo, los estudios, la política y dos hijos, Fariña se involucra de lleno en el proceso de la Unidad Popular, hecho que la obliga a partir al exilio luego del golpe de Estado, estableciéndose en Suecia desde 1973 a 1978.  

En Europa estudia licenciatura en filosofía y letras en la Universidad de Estocolmo, es justamente ahí, como estableció, que se acerca a la escritura con mayor continuidad:

“Cuando estuve en el exilio tuve más tiempo para escribir, ya lo había hecho antes. Al volver a Chile, seguí escribiendo, aunque para poder estructurar un libro pasó tiempo”. 


Con El primer libro, publicado en 1985 a sus 42 años, Soledad irrumpe en el escenario literario nacional, uno que la posiciona en la llamada “generación del 80”, compartiendo espacio y letras con Raúl Zurita, Elvira Hernández, Diamela Eltit, Carmen Berenguer, entre otros. Desarrollando escrituras experimentales y críticas marcadas por el contexto de la dictadura. Sobre esta publicación en particular, la escritora estableció que “El primer libro no es un primer libro en sí, porque como dice Elvira Hernández ‘Uno escribe también con la cabeza’, de repente tienes todo armado en ella y después es escribir, escribir y escribir”. 



Fotografía: Soledad Fariña en 1995, La Época . 


Su relación con el norte de Chile


Al preguntarle por Antofagasta, responde: “Es una relación del alma”, una afirmación que se une con los colores del desierto, y que retratan su relación con el lugar de nacimiento, también reflejado en sus poemas:

“Muge la tierra el ocre el terracota el gris el negro / abrir la axila, hay una herida inmensa / volcán / reteniendo sus aullidos: acallarlo”

Extracto del poema Aun no es tiempo, De Albricia (1988)  

Sus papás, que no eran originarios de Antofagasta, trabajaban en la región cuando nació, pero según Fariña, “yo siempre supe que era antofagastina, no volví hasta como los 20 años o más, pero siempre me decían ‘tú eres antofagastina, tu naciste en Antofagasta’”.  Para la escritora la ciudad es un mito, recuerda la primera vez que fue como una “impresión en la memoria”. Y una nostalgia, que le generan los colores del norte: “Los amarillos, negros y ocres. Los colores que no son los de las flores, son otros. También el desierto, que no es un lugar para ir solo, hay que ir con más personas, es demasiado impresionante, esa soledad y ese silencio te traga”, afirmó.  

Con más de una decena de libros publicados,  y habiendo dictado clases y talleres de literatura y escritura creativa en multiples universidades y escuelas del país. La carrera de Soledad Fariña ha sido reconocida con la Beca Guggenheim y el Premio Municipal de Literatura de Santiago.
Reciente ganadora del Premio Plagio a la creatividad artística 2023, sus textos han sido traducidos al inglés, francés, italiano y catalán. Además, sus poemas están incluidos en diversas antologías. Para Fariña el escribir es mirar el mundo, una acción que encuentra su raíz también en su búsqueda como lectora, guardando relación con el indigenismo y la noción latinoamericana: 

“Las lecturas que me dieron una pequeña noción de lo que yo quería escribir, fueron sobre el mestizaje y de aquella parte indígena que tenemos”.


Agregando que: “En el sentido de responder ¿Qué somos nosotros los latinoamericanos? Por ahí encaminé mi poesía. En la primera, tomé como referente el Popol Vuh, libro de la creación de la cultura maya quiché, que fue traducida al castellano por un sacerdote español”. 

Fotografía: La escritora sosteniendo el Premio Plagio a la creatividad artística 2023


Poesía: del hacer, leer y escuchar


“¿Qué es la poesía? No lo sé”, para Fariña la poesía se escribe, se lee y se escucha. “Hay que tomarla como un todo”, comentó. En sus palabras todo poeta escribe desde sí, pero al momento de publicar y mostrarlo, sale, entra en “la poesía”.

De sus obras, que las considera “hijos o hijas que ya se fueron”, guarda un afecto especial a El Primer Libro, que según la autora, le abrió las puertas de la escritura. Y junto aquello, la reedición de Pac Pac Pec Pec que acaba de publicar la editorial Provincianos. Además, un libro que está por salir, llamado Siempre volvemos a Comala, “que tiene que ver con el mundo de mis ideas y compromiso social en la época de la UP. El libro se llama Siempre volvemos a Comala porque Allende dialoga con Juan Rulfo desde el lugar donde está, que es semejante a Comala, la ciudad de los muertos que vuelven como fantasmas a decir lo no dicho”, estableció. 

Y es aquel “hijo” que comenzó a escribir en 2006, que actualmente la tiene en la espera, donde Soledad Fariña mezcla estilos, y reminiscencias de acontecimientos dolorosos tanto de su historia personal, como nacional. Y donde levanta un homenaje a Salvador Allende, un momento de la historia donde estableció desde la sencillez: “fui una persona común y corriente, que se involucró en un proceso”.

Imagen: Reedición de Pac Pac Pec Pec,  editorial Provincianos  

Soledad Fariña entreteje la memoria, donde el desierto latente se imprime en sus palabras con una profundidad emotiva.  A través de su trayectoria marcada por el exilio y la lucha, ha tejido un imaginario único, donde los colores del norte y las emociones de la distancia se entrelazan en sus versos. En cada obra, encuentra un vínculo especial, y mientras aguardamos la llegada de su próximo libro, la poeta y ensayista nos invita a recorrer el camino de sus ideas, para revelar finalmente lo no dicho.
Revista Larus
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