Denisse
Valdenegro:
“Me ponía a dibujar en vez de trabajar. Me llamaron la atención dos
veces, después empecé a escribir”.
Por Matías Saá Leal - 2025

Denisse Valdenegro es una dibujante de cómics que en 2019 publicó Oficinismo con la editorial Montacerdos. Además, ha desarrollado una serie de fanzines protagonizados por su conocido personaje, la rata Ramón.
Desde sus primeras aproximaciones al dibujo, Denisse nos cuenta que la televisión tuvo un rol clave en su desarrollo como artista: “Desde que tuvimos cable vi Cartoon Network, y veía a Garfieldtambién en el 13, por eso lo sabía dibujar. Me lo sabía de memoria”. Ella compartió esa fascinación con sus compañeros del colegio, en donde dibujaba en sus cuadernos estas caricaturas e improvisaba una revista escolar para dibujar a sus profesores.
“Una vez tuvimos que hacer de trabajo una revista y unas compañeras quisieron poner dibujos de nosotros. Y nosotros dibujamos a los profes, y nos retaron”.
Su trabajo también ha sido vinculado a lo literario, como en la reseña de Nicolás Meneses para ‘Lo que leímos’, en donde destaca “sus ideas, su humor mordaz y paródico”, algo que ella reconoce al hablar de sus influencias: “La primera referencia literaria referente al humor fue La literatura nazi en América. Ese libro lo encontré demasiado bueno y me gustó la idea de inventar hueás y que fueran chistosas al mismo tiempo, y que parecieran reales”. También menciona a Joe Brainard y su célebre I Remember como una influencia directa: “Hice una serie de cómics de Me acuerdo”.
En cuanto al dibujo, sus referencias tempranas vinieron desde los clásicos de Disney: “Me gustaban los cómics de Disney, los del Pato Donald. Así que Carl Barks fue la influencia, por la idea de contar historias”. Más adelante, el trabajo de Jeffrey Brown la marcó por su enfoque espontáneo y despojado de técnica tradicional: “Está súper mal dibujado, pero encontré súper valiente que se atreviera a mostrar ese material y sacar el libro. Da ganas de dibujar, porque no tenías que dibujar bien necesariamente para hacer cómics”.

¿Tú sentiste, por ejemplo, alguna vez presión por tener que dibujar con más cuidado?
“La verdad es que de repente sí, pero yo siento que es una presión que sienten más los hombres, que son más competitivos. Las mujeres dibujamos como queremos, no más”.
¿Por qué crees que está esa diferencia entre los dibujantes hombres y mujeres? ¿Es algo específico que tú viste?
“Sí, lo vi en casos de dibujantes hombres. Por ejemplo, no voy a dar nombres, pero conocí a alguien a quien le molestaban por dibujar mal. A mí nunca me han molestado por dibujar mal. Bueno, en los fondos del libro, cuando postulai’ te dicen con toda la crueldad del mundo cómo dibujai’, según ellos. Pero en los grupos de acá, en los grupos en los que yo empecé, por ejemplo, caché que estaba ese criterio de dibujar mal, y esa persona empezó a dibujar mejor, empezó a ponerle más esfuerzo. Y a mí nunca me tocó hacer eso”.
¿Cómo fue trabajar en la hípica y ser dibujante al mismo tiempo?
“Yo volví a dibujar cómics estando en ese trabajo, y al comienzo era súper piola porque teníamos tiempo muerto, y dibujaba y escaneaba ahí mismo. A veces me ponía a pintar cómics porque tenía compañeros que sabían usar el Photoshop, y me enseñaron a pintar. Y después, ya cuando empecé a hacer fanzine, ahí ya me fui súper cara de raja, porque me ponía a dibujar en vez de trabajar. Me llamaron la atención dos veces, después empecé a escribir”.
¿Y
cómo fue el cambio del fanzine a ya estar publicada en una editorial?
“No sé, como que con el libro te ven de otra forma. Hay un poquito más de... no sé cómo decirlo, a ver, el libro te abre un poco más de puertas que un fanzine. Por ejemplo, estoy en el ‘Catálogo Mujeres Chilenas en la Historieta’ de ProChile, y ahí entré porque tenía el libro. Pero me gusta hacer fanzines porque hay más libertad. Pero también pasa que tengo tantos fanzines que quiero tener más libros”.
¿Va a salir otro libro?
“Sí, este año me gustaría postular ‘Lo mejor de los boletines de Rata’ a un Fondart de industria. Y tengo un libro listo que es de un Fondo del Libro que me gané”.
¿Qué hay de Denisse en Ramón?
“Harto. Igual Ramón es una mezcla de mucha gente, hasta personas que no conozco, y obvio que también tiene cosas mías. De repente tengo escritas cosas y digo: ‘no, mejor que no haga eso Ramón’. Porque la gente le tiene cariño al personaje. Pero igual estoy escribiendo un comic donde Ramón hace algo muy malo. Muy rata”.
¿Se puede spoilear un poquito?
“Involucra el cumpleaños de una hijastra de su papá, que cumple dieciocho años. Él va y hay algunos menores de edad, y Ramón les empieza a ofrecer drogas. Pero hasta ahí no más lo dejo, porque igual pasan cosas después”.
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¿Cómo fue trabajar junto a Rodrigo Fernández y Laurel?
“Bacán, me gustó. No sé si cachái la historia de que Rodrigo y yo trabajamos en la misma revista de hípica. De hecho, Rodrigo se sentaba al frente mío. Y mientras yo estaba haciendo mis cómics, él estaba escribiendo sus cuentos, su diario. Y el primer cuento del libro, Atarantado, es sobre la oficina. Todos los personajes que salen en ese cuento eran compañeros de trabajo. Y por eso fue un honor para mí hacer la portada. Porque son libros primos en el sentido de que vienen del mismo lugar. Y por Laurel fue bacán, me dieron la libertad de hacer la portada como yo quisiera”.
¿Te gustaría seguir haciendo portadas de libros?
“Sí, ojalá pudiera hacer más portadas del Rodrigo. Porque tiene una novela que es muy interesante. Me dijo que le gustaría que yo hiciera la portada. Y cuando dijo eso, yo pensé: la quiero hacer”.
¿Cómo ves el mundo editorial independiente?
“Lo encuentro bacán. Pero siento que falta mucho en temas de cómics. Porque cuesta mucho publicar, a mí por lo menos me ha costado. Yo publiqué Oficinismo porque conocía a los Montacerdos. Si no, no lo hubiese publicado. Y ahora no sé cuántas editoriales de cómics hay. O editoriales que publiquen cómics. Está Desastre Natural, Cazar al Tiburón, pero son súper pocas”.
¿Cómo ves ese mundo del cómic independiente?
“Es cuático, porque cada vez que me meto a investigar se abre más. Hay muchos dibujantes. A mí me gustan varios artistas como Freddy Merkén. Y bueno, los que están en el Club (de Dibujantes Obreros). Por eso nos unimos. Porque nos gustaba lo que hacíamos y queríamos hacer lecturas. Gracias al club hemos conocido más autores, y esperamos seguir conociendo más”.
¿Cómo se formó el Club?
“El Club fue como un huevo al comienzo. Porque yo entrevisté a Lenny el Gato. Y le dije: ‘oye, debería existir un club de dibujantes obreros’. Porque estábamos hablando de trabajar y dibujar. Y después dijimos: ‘oye, ¿y si lo hacemos de verdad?’. Con Sofía Flores Garabito. Y después dijimos: ‘oye, ¿y a quién más le decimos?’ Y yo tenía un grupo con Freddy Merkén y la Supnem, porque habíamos hecho un triple lanzamiento de fanzines. Y ahí nos juntamos los cuatro o cinco. Después integramos a Micetos y después integramos a Fran Paillas y Síndrome de Burnout. Y ahí se armó todo. O sea, antes de que llegaran ellos, ya estábamos funcionando. Fran y Síndrome llegaron al final”.
¿Tienen algún tipo de evento para este año?
“Sí. El 8 de agosto de este año vamos a hacer un triple lanzamiento de nuevo. Vamos a lanzar mi libro, Oficinismo, el Manifiesto del Dibujo de la Sofía, y el libro de Lenny el Gato. En el caso de la Sofía y yo, vamos a lanzar nuestros libros porque por la pandemia y por el estallido social no hubo lanzamiento. Entonces dijimos: “Aunque hayan pasado cinco o seis años, lanzamos igual”.
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“No sé, como que con el libro te ven de otra forma. Hay un poquito más de... no sé cómo decirlo, a ver, el libro te abre un poco más de puertas que un fanzine. Por ejemplo, estoy en el ‘Catálogo Mujeres Chilenas en la Historieta’ de ProChile, y ahí entré porque tenía el libro. Pero me gusta hacer fanzines porque hay más libertad. Pero también pasa que tengo tantos fanzines que quiero tener más libros”.
¿Va a salir otro libro?
“Sí, este año me gustaría postular ‘Lo mejor de los boletines de Rata’ a un Fondart de industria. Y tengo un libro listo que es de un Fondo del Libro que me gané”.
¿Qué hay de Denisse en Ramón?
“Harto. Igual Ramón es una mezcla de mucha gente, hasta personas que no conozco, y obvio que también tiene cosas mías. De repente tengo escritas cosas y digo: ‘no, mejor que no haga eso Ramón’. Porque la gente le tiene cariño al personaje. Pero igual estoy escribiendo un comic donde Ramón hace algo muy malo. Muy rata”.
¿Se puede spoilear un poquito?
“Involucra el cumpleaños de una hijastra de su papá, que cumple dieciocho años. Él va y hay algunos menores de edad, y Ramón les empieza a ofrecer drogas. Pero hasta ahí no más lo dejo, porque igual pasan cosas después”.

¿Cómo fue trabajar junto a Rodrigo Fernández y Laurel?
“Bacán, me gustó. No sé si cachái la historia de que Rodrigo y yo trabajamos en la misma revista de hípica. De hecho, Rodrigo se sentaba al frente mío. Y mientras yo estaba haciendo mis cómics, él estaba escribiendo sus cuentos, su diario. Y el primer cuento del libro, Atarantado, es sobre la oficina. Todos los personajes que salen en ese cuento eran compañeros de trabajo. Y por eso fue un honor para mí hacer la portada. Porque son libros primos en el sentido de que vienen del mismo lugar. Y por Laurel fue bacán, me dieron la libertad de hacer la portada como yo quisiera”.
¿Te gustaría seguir haciendo portadas de libros?
“Sí, ojalá pudiera hacer más portadas del Rodrigo. Porque tiene una novela que es muy interesante. Me dijo que le gustaría que yo hiciera la portada. Y cuando dijo eso, yo pensé: la quiero hacer”.
¿Cómo ves el mundo editorial independiente?
“Lo encuentro bacán. Pero siento que falta mucho en temas de cómics. Porque cuesta mucho publicar, a mí por lo menos me ha costado. Yo publiqué Oficinismo porque conocía a los Montacerdos. Si no, no lo hubiese publicado. Y ahora no sé cuántas editoriales de cómics hay. O editoriales que publiquen cómics. Está Desastre Natural, Cazar al Tiburón, pero son súper pocas”.
¿Cómo ves ese mundo del cómic independiente?
“Es cuático, porque cada vez que me meto a investigar se abre más. Hay muchos dibujantes. A mí me gustan varios artistas como Freddy Merkén. Y bueno, los que están en el Club (de Dibujantes Obreros). Por eso nos unimos. Porque nos gustaba lo que hacíamos y queríamos hacer lecturas. Gracias al club hemos conocido más autores, y esperamos seguir conociendo más”.
¿Cómo se formó el Club?
“El Club fue como un huevo al comienzo. Porque yo entrevisté a Lenny el Gato. Y le dije: ‘oye, debería existir un club de dibujantes obreros’. Porque estábamos hablando de trabajar y dibujar. Y después dijimos: ‘oye, ¿y si lo hacemos de verdad?’. Con Sofía Flores Garabito. Y después dijimos: ‘oye, ¿y a quién más le decimos?’ Y yo tenía un grupo con Freddy Merkén y la Supnem, porque habíamos hecho un triple lanzamiento de fanzines. Y ahí nos juntamos los cuatro o cinco. Después integramos a Micetos y después integramos a Fran Paillas y Síndrome de Burnout. Y ahí se armó todo. O sea, antes de que llegaran ellos, ya estábamos funcionando. Fran y Síndrome llegaron al final”.
¿Tienen algún tipo de evento para este año?
“Sí. El 8 de agosto de este año vamos a hacer un triple lanzamiento de nuevo. Vamos a lanzar mi libro, Oficinismo, el Manifiesto del Dibujo de la Sofía, y el libro de Lenny el Gato. En el caso de la Sofía y yo, vamos a lanzar nuestros libros porque por la pandemia y por el estallido social no hubo lanzamiento. Entonces dijimos: “Aunque hayan pasado cinco o seis años, lanzamos igual”.
