«Hambre» de xelsoi:
Carne trémula, el dolor del deseo


Por Dana Lima - 2024  



Imagen de portada: Imaginistas


Como en el inicio de la película «Crudo» de Julia Ducournau, que causó tanta polémica allá por el 2016 cuando se presentó en Cannes, «Hambre» (Imaginistas, 2023), escrito por el escritor e influencer xelsoi, planta la misma semilla con su cuento: un deseo irrefrenable que te devora hasta llevarte a cometer lo impensado. En palabras del autor: «Quería hincarle los dientes, arrancarle un pedazo de esa carne tierna. Tenía el cuerpo entorpecido por el deseo»
(p. 19). 

Domingo, nuestro protagonista, se pasea entre los invitados a un carrete en su propio departamento sin ningún tipo de motivación más que la inercia de la noche, la música, el alcohol, el cigarro y una masa amorfa de cuerpos que se mueven al ritmo de la música : «(...) los cuerpos se le abalanzaban. Brazos, piernas y torsos lo manoseaban al pasar» (p. 19).

El contexto de la historia sucede en la fiesta de cumpleaños del compañero de departamento de Domingo. Desde el comienzo del cuento, xelsoi aborda la corporalidad a través de las imágenes y va construyendo el relato desde lo sensorial: hay texturas, olores, sabores y sonidos, y este procedimiento de escritura logra que la palabra dialogue con el cuerpo. El cuento sucede en el cuerpo y ese es uno de los méritos del autor. 
Otro de los tópicos que trabaja es el deseo y como este puede ser un gatillo que nos empuja a lugares oscuros. La autora canadiense Anne Carson, en su libro de ensayos «Eros, dulce y amargo» (Lumen), plantea que el deseo es dulce y amargo a la vez: resulta placentero, pero también puede ser una fuente de dolor inagotable. Y Eros demanda una satisfacción, pero a la vez es ausencia si no se tiene al otro, y por tanto, vacío, sufrimiento y búsqueda de satisfacción.

En «Hambre», el autor abre ciertas preguntas que se leen como subtexto:


¿Qué torbellino ocurre en nuestro interior cuando nos sentimos atraídos por alguien? ¿Es posible no perder la voluntad ante el irresistible impulso erótico? ¿En qué lugar queda el deseo cuando es satisfecho?



Preguntas que pueden estar o no respondidas, pero que determinan la acción final del personaje: «Con la lengua se abrió camino hacia la carne, deshaciendo el papel. Imaginando la boca de Mateo (...). Volvió a masticarse (...)» (p. 23).

Tal vez la brevedad del cuento no permite explorar en profundidad la historia y el trasfondo de algunos de los personajes que son interesantes y que ponen en conflicto al protagonista, como es el caso de Mateo, quien es el sujeto de deseo de Domingo.  Además, quedan algunas preguntas en el aire que serían interesantes de responder, como ¿qué es lo que esconde detrás de la violencia de devorarse a sí mismo? ¿Es algo que está en su naturaleza y que es gatillado por esta pasión desbocada, como en el caso de la protagonista de «Crudo», o simplemente es un acto de consumación por la ausencia del sujeto deseado?

Puede que la brevedad no le dé espacio al autor para desarrollar ciertos claroscuros que es en donde reside la riqueza y la profundidad de los personajes de toda historia, pero el texto tiene sus méritos: un final en donde la mezcla del deseo y lo gore en una noche santiaguina cualquiera que no deja indiferente a nadie. 




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