No hay esperanza
Visón venganza, de Dana Lima
Imagen: imaginistas.cl
Por Diego Armijo 2023
Le escuché hace poco a Mariana Enríquez, en una entrevista, algo que podría ayudar a desenterrar algunas ideas sobre este libro. Advierto, Enríquez me interesa más como figura pop, la considero una escritora pop, con lo pegadizo y repetido que suene eso. A veces, eso sí, tiene sus iluminaciones. En esa entrevista dijo, y debo parafrasear: “Los géneros menores trabajan con el presente. Obligan al escritor a estar conectado con el presente”.
Enríquez no intenta disfrazar a las “literaturas menores”, así las clasifica ella, como algo que no son. Digamos, el terror, la fantasía y todos los otros casilleros del género, valen por sí mismos y se diferencian de la otra literatura, en una de esas y esto ya es pura película, clasificada como “gran literatura”, por ese importante detalle: el presente. Eso sí, pauso y continuo. No quiero detenerme en si los conceptos de literaturas menores y grandes son una limitación. Tampoco, en los casos en donde un libro de fantasía logra cruzar esa frontera de papel. Quiero quedarme con el detalle, repito, el presente. Pues es un enorme logro que un libro consiga aquello.Quizá la “gran literatura” transciende el tiempo y no le importa esto, pero, las “literaturas menores”, escuchando que los tiempos están cambiando, logran encontrar un espacio en el reloj.
Recuerdo una escena de la serie “Penny Dreadful” donde un envejecido Van Helsing lleva al doctor Frankenstein a una librería popular, en donde revisan aquellas revistas que dan título a la serie: las penny dreadful. Allí se publican historias truculentas sobre fantasmas y monstruos. El consejo del cazador de vampiros a aquel joven doctor es que en esos folletines, en esa “literatura menor” van a encontrar las claves para enfrentarse a las bestias que los asechan. A ese nivel de importancia nos enfrentamos.
Entonces, sostenemos y leemos este largo poema de terror, titulado Visón venganza (Imaginistas, 2023), con esa carga. Sé que las palabras anteriores no clasifican todas como flores al género en que se mueve este libro, pueden ser hasta contraproducentes si mi intención es presentarlo a ustedes y dejar en claro que es un libro digno de su atención. Pero, eso, este sí es un libro digno de su atención. Aquí, en este único poema, trozado por las imágenes que devoran la lectura entre sus páginas, encontramos una épica contemporánea, digo, una épica del presente, aunque acotada.
Se nos informa al entrar en lectura un dato noticioso. En 2020, plena pandemia, en Dinamarca fueron sacrificados diecisiete millones de visones, esto a raíz de una supuesta mutación del virus que pasó desde estos animales hacia los humanos. El caso se puso en investigación, pues la orden, aquella firma cargada de sangre animal, fue ilegal.
Ninguna muerte, menos aún las provocadas por la
bestialidad humana, pasan sin una consecuencia. Dana nos cuenta, entre sus
versos, que aquella es la búsqueda de venganza de esa cantidad enorme de
visones, volviendo a la vida. Animales que exudan ternura, ya solo unos cuerpos
enterrados en una gran fosa, escarban la tierra y escapan como una marea de
gotas de sangre y muerden, arañan y se convierten en una calamidad pública.
Antes, solo eran unos animalitos criados para ser faenados y su piel usada para
confeccionar abrigos. Ahora, en este presente, son el terror. Visón venganza se transforma en una
alerta, más que en un manual de instrucciones para escapar de la peste.
La Polla Records, en su canción, obvio, “Venganza”, dice: Vamos arrastrando nuestra ruina/estamos demostrando que nada nos motiva/ nada nos mueve/ no hay esperanza/ ¡Venganza! Este es el tono de la escritura de Dana. Ya no es suficiente la denuncia, ya no basta con cambiar las conciencias, pues estamos perdidos. Los visones vendrán en la noche y nos arañarán con sus pequeñas patitas, tantas veces como sea necesario para hacernos desangrar. Es posible que ni eso les baste, ya no hay vida en ellos, solo unos ojos muertos que persiguen calor.
Agrego una cosa más. Una película: “El otro señor Klein”, Alain Delon las hace de traficante de arte en el contexto de la Francia ocupada por los nazis. Así, se le acercan judíos para hacerse con alguna plata a cambio de sus pertenencias, pinturas, jarrones, esculturas, las cuales Delon compra por muy pocas monedas. Ahí empieza su perdición. Alguien, después sabremos que fue uno de aquellos clientes, complota una trama para dejar como registro oficial que Delon es un judío más, entonces, alguien a quien los nazis deben buscar. Problemas. Claro, Delon tiene contactos y hacia el final de la película, cuando se junta a todos los judíos de París en un estadio para dirigirlos hacia campos de concentración, él puede salvarse, pues su abogado tiene los papeles que comprueban su sangre francesa. Pero, venganza. Delon logra identificar entre la multitud al sujeto que inventó todo eso sobre él y en vez de salir y conseguir su libertad, lo persigue, se une a la multitud a la que suben en trenes hacia la muerte. Venganza.
Es así como encuentro en la lectura de Visón venganza la derrota actual. Pensar que pueden ser millones de visones lo sacrificados, en paralelo a las vidas de judíos y ahora, palestinos, los que desaparecen y parece no importar. Es así como la escritura, en este caso inmiscuida en el terror, intenta, al menos, darle vida después de la muerte a quienes necesitan una reparación, aunque sea mínima, aunque sea total.
La venganza, el anhelo de reventar la cabeza de Manuel Contreras contra el pavimento, quizá no basta, pues hay algo animal, sanguíneo, que hace que todos esos actos no lleven a nada. Pero imaginar, crear literatura con esos materiales, hace bombear el corazón. Visón venganza nos muestra un desolador presente, en el que debemos prepararnos para cuando emerjan desde el subsuelo todos los seres a los que hemos desechado. Hay que preparar, también, nuestras propias venganzas.
Imagen: imaginistas.cl
Dana Lima (Argentina, 1989)
En 2013 publicó la plaquette de poesía Tríada (Ediciones La Vorágine, Buenos Aires). En 2017, el poemario Cardumen (Ediciones Conunhueno, Valparaíso). Ha sido publicada en revistas de España, Costa Rica, Chile y Uruguay.
La Polla Records, en su canción, obvio, “Venganza”, dice: Vamos arrastrando nuestra ruina/estamos demostrando que nada nos motiva/ nada nos mueve/ no hay esperanza/ ¡Venganza! Este es el tono de la escritura de Dana. Ya no es suficiente la denuncia, ya no basta con cambiar las conciencias, pues estamos perdidos. Los visones vendrán en la noche y nos arañarán con sus pequeñas patitas, tantas veces como sea necesario para hacernos desangrar. Es posible que ni eso les baste, ya no hay vida en ellos, solo unos ojos muertos que persiguen calor.
Agrego una cosa más. Una película: “El otro señor Klein”, Alain Delon las hace de traficante de arte en el contexto de la Francia ocupada por los nazis. Así, se le acercan judíos para hacerse con alguna plata a cambio de sus pertenencias, pinturas, jarrones, esculturas, las cuales Delon compra por muy pocas monedas. Ahí empieza su perdición. Alguien, después sabremos que fue uno de aquellos clientes, complota una trama para dejar como registro oficial que Delon es un judío más, entonces, alguien a quien los nazis deben buscar. Problemas. Claro, Delon tiene contactos y hacia el final de la película, cuando se junta a todos los judíos de París en un estadio para dirigirlos hacia campos de concentración, él puede salvarse, pues su abogado tiene los papeles que comprueban su sangre francesa. Pero, venganza. Delon logra identificar entre la multitud al sujeto que inventó todo eso sobre él y en vez de salir y conseguir su libertad, lo persigue, se une a la multitud a la que suben en trenes hacia la muerte. Venganza.
Contado eso, ahora, me contradigo. No creo en las “literaturas menores”, pero sí en el valor que tienen ciertos libros para conectar con su época, con su presente.
Es así como encuentro en la lectura de Visón venganza la derrota actual. Pensar que pueden ser millones de visones lo sacrificados, en paralelo a las vidas de judíos y ahora, palestinos, los que desaparecen y parece no importar. Es así como la escritura, en este caso inmiscuida en el terror, intenta, al menos, darle vida después de la muerte a quienes necesitan una reparación, aunque sea mínima, aunque sea total.
La venganza, el anhelo de reventar la cabeza de Manuel Contreras contra el pavimento, quizá no basta, pues hay algo animal, sanguíneo, que hace que todos esos actos no lleven a nada. Pero imaginar, crear literatura con esos materiales, hace bombear el corazón. Visón venganza nos muestra un desolador presente, en el que debemos prepararnos para cuando emerjan desde el subsuelo todos los seres a los que hemos desechado. Hay que preparar, también, nuestras propias venganzas.
Imagen: imaginistas.cl
Dana Lima (Argentina, 1989)
En 2013 publicó la plaquette de poesía Tríada (Ediciones La Vorágine, Buenos Aires). En 2017, el poemario Cardumen (Ediciones Conunhueno, Valparaíso). Ha sido publicada en revistas de España, Costa Rica, Chile y Uruguay.